Creo que es tiempo de comenzar a mirar los horizontes hacia los cuales debemos seguir dirigiendo nuestra mirada desde el testimonio de vida que debemos dar y al mismo tiempo buscando responder a los retos que nos presenta el mundo de hoy tan complejo y lleno de grandes expectativas tanto a nivel personal como social y del mismo planeta.
Los momentos que estamos viviendo son decisivos para posesionarnos o quedarnos por siempre en el pasado de un mundo que nunca podremos alcanzar.
A nivel humano, estamos asistiendo a la descomposición de la sociedad humana donde los valores fundamentales han sido pisoteados por los mismos estados con el pretexto de defender los derechos de todos; estamos, de igual manera mirando la caída en picada de los valores fundamentales que sostenían nuestra sociedad y, por lo tanto, la desmoralización que ya ha germinado en el seno de nuestros hogares: niños sin patrones de comportamiento, jóvenes cuya vida es el caminar sin horizontes, caminos sin llegadas, vidas sin sentido, etc. Una sociedad que ha preferido, desde la práctica, ignorar a Dios como ser vital en nuestra existencia y que por lo tanto, al deshacernos del "cordón umbilical de la trascendencia" hemos quedado "dando tumbes y sin un arriba ni un abajo, sin un norte ni un lugar seguro en dónde afirmarnos nuevamente..."
Cuando el Papa, Benedicto XVI escribía a su Diócesis de Roma en el 2008, manifestaba un malestar general que ya se palpaba y que para entonces ya era muy fuerte: la "emergencia en la educación". Y al tratar ese tema deja ver clara su angustia al ver que nosotros como cristianos Católicos no estamos cumpliendo con nuestra obligación fundamental como es la formación en la "Primera Escuela de la fe" que es el hogar. Los niños, inclusive desde recién nacidos son dejados en manos de personas que de pronto los atienden, pero que no les brindan el amor que papá o mamá sí les pudieran dar de tal manera que, en el mejor de los casos, quedan en manos de los abuelos quienes se encargan de educarlos pero con el agravante que en la mayoría de los casos los llenan de caprichos y les dan una mala educación que después repercutirá en sus acciones sociales y en la manera interesada e indiferente ante los demás. Las primeras consecuencias de esta carencia ya se están viendo... jóvenes sin ideales, exigentes y sin ánimo para hacer su futuro; jóvenes llenos de vida que están envejecidos y esperando que los demás lo hagan todo por ellos donde aprendieron la palabra "derechos" pero no "deberes".
Nos encontramos en un momento tan decisivo de la humanidad que se puede decir que es de vida o muerte ya que marca el comienzo de un nuevo destino. Y ese nuevo destino muchos lo quieren hacer ignorando totalmente la VIDA CRISTIANA ya que la ven como un estorbo moral y ético para los nuevos horizontes creados por los ingeniosos de la Nueva Era: "aquí todo es permitido y todos son bienvenidos ya que los límites los marca cada uno ya que estaremos más allá del bien y del mal", esto anterior es, en pocas palabras, lo que ellos quieren hacernos ver como la nueva armonía universal y la fraternidad verdadera cuando la verdad es el comienzo del caos final y de la pérdida total de todo principio de temor del Señor para adentrarnos en una noche sin final y sin luz celestial.
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